En los años 80 y 90 los conciertos de rock en Chile eran toda una aventura salvaje y casi siempre terminaban con el público escupiendo a sus bandas favoritas. Esta peculiar tradición comenzó en 1992, en un concierto del grupo Kreator, cuando al público de las primeras filas se le ocurrió la genial idea de bañar a los músicos con dichos fluidos corporales. Dos años después, durante la primera presentación en Chile del grupo Slayer, su vocalista, Tom Araya, terminó preguntando en perfecto castellano: "¡¿Por qué me escupen?!". Ese mismo año Megadeth fue al país, y alertados sobre la segura lluvia de saliva que se pronosticaba, decidieron evitarla con unos vistosos ventiladores. Cuando Iron Maiden llegó a Chile en 1996, con Blaze Bayley al micrófono, un par de fans lograron alcanzar con sus escupitajos al cantante, quien enfurecido paró el concierto y con cara de muy pocos amigos mandó literalmente "matar" a los tipos que lo habían escupido. Chino Moreno, del grupo Deftones, en su primera visita a Chile en el 2001, recibió una lluvia de esputos que iban dirigidos directamente a su cara, y eso obviamente no le gustó nada. El cantante, furioso, dijo que eran unos cerdos. En otro país mencionó el incidente diciendo que en Chile escupían a la gente. A pesar de lo insano de dicha práctica, también ha habido músicos que no le hicieron asco a dicha costumbre. Marilyn Manson se paró con los brazos abiertos, imitando una crucifixión, en medio del escenario para recibir una lluvia de saliva, y Mike Patton, del grupo Faith No More, invitó a los asistentes a que apuntaran a su boca. El último concierto en donde se registró esta conducta fue en el año 2001, con Deftones tocando en el Estadio Víctor Jara. Chino Moreno en esta ocasión gritó al público: "Paren con esta asquerosidad, ¡cabrones de mierda!", pero no le hicieron caso. Al final el grupo, enfadado, se retiró cuatro canciones antes de terminar su setlist. Parece ser que esta medida sirvió de lección, porque hasta el momento la lluvia de escupitajos no se ha vuelto a dejar caer en ningún show.
