El 3 de febrero de 1959 el cantante estadounidense Big Bopper murió a los 28 años de edad junto con otras dos prometedoras estrellas de la música, Buddy Holly y Ritchie Valens, cuando la avioneta en la que viajaban se estrelló en un campo cerca de Clear Lake, Iowa. Desde entonces se dice que aquel fatídico día la música murió. Big Bopper fue enterrado pocos días más tarde en su ciudad natal, Beaumont, en un ataúd de acero donado por la empresa Batesville Casket Co. En el año 2007, el hijo póstumo de Big Bopper, Jay Perry Richardson, solicitó la exhumación del cuerpo de su padre para trasladarlo a un lugar más visible, con una placa histórica, dentro del cementerio Forest Lawn en Beaumont. Aprovechando la exhumación, el Dr. Bill Bass, experto forense, realizó una nueva autopsia al cadáver, por petición de su hijo, para acallar ciertos rumores que apuntaban a que Bopper pudo haber muerto en extrañas circunstancias antes de que la avioneta se estrellara. Jay Perry vio por primera vez a su padre cuando el ataúd fue abierto, ya que nació tres meses después de su muerte. En el interior del ataúd, el cuerpo de Big Bopper se encontraba muy bien conservado y estaba vestido con un traje negro y azul y corbata a rayas grises. Llevaba calcetines, pero sin zapatos.

Lo más notable es que su pelo castaño y espeso todavía estaba peinado tal y como lo había peinado un familiar antes de que fuera enterrado. Las conclusiones del forense fueron tajantes: Bopper había fallecido a consecuencia de las masivas heridas provocadas por el accidente. Tras la autopsia, los restos mortales del cantante fueron enterrados en un nuevo ataúd, y el anterior quedó en posesión de su hijo. Desde entonces el ataúd de acero, que sorprendentemente se encontraba en muy buenas condiciones, ya que tras pasar 48 años bajo tierra tan sólo tenía algunas manchas de óxido y de cal, ha estado expuesto en el Museo de Músicos de Texas en Hillsboro, Texas. A finales del año 2008, Jay Perry Richardson anunció que tenía la intención de vender el ataúd por eBay, y que el dinero conseguido con la venta sería destinado a mantener viva la memoria de su padre. Sin duda, una morbosa venta que supuso una oportunidad única para todos aquellos que siempre han deseado poseer un trozo de la historia del rock.

Lo más notable es que su pelo castaño y espeso todavía estaba peinado tal y como lo había peinado un familiar antes de que fuera enterrado. Las conclusiones del forense fueron tajantes: Bopper había fallecido a consecuencia de las masivas heridas provocadas por el accidente. Tras la autopsia, los restos mortales del cantante fueron enterrados en un nuevo ataúd, y el anterior quedó en posesión de su hijo. Desde entonces el ataúd de acero, que sorprendentemente se encontraba en muy buenas condiciones, ya que tras pasar 48 años bajo tierra tan sólo tenía algunas manchas de óxido y de cal, ha estado expuesto en el Museo de Músicos de Texas en Hillsboro, Texas. A finales del año 2008, Jay Perry Richardson anunció que tenía la intención de vender el ataúd por eBay, y que el dinero conseguido con la venta sería destinado a mantener viva la memoria de su padre. Sin duda, una morbosa venta que supuso una oportunidad única para todos aquellos que siempre han deseado poseer un trozo de la historia del rock.