Todos conocemos la faceta más oscura y satánica de Ozzy Osbourne por la cantidad de anécdotas que ha protagonizado. Pero el Príncipe de las Tinieblas nos demostró en el año 2010 que dentro de ese "personaje" existe un corazón que vale su peso en oro. Durante un paseo por las calles de Los Ángeles, un mendigo se acercó al cantante y le pidió unas monedas. Buscó en sus bolsillos pero sólo llevaba tarjetas de crédito, así que, sin pensarlo dos veces, se quitó una cadena con un crucifijo que llevaba colgando del cuello y se la puso en las manos al tiempo que le decía que rezara y que pidiera a Dios que le ayudara a salir de esa situación tan lamentable en la que se encontraba. A continuación, siguió su camino, mientras el mendigo totalmente alucinado no paraba de agradecer una y otra vez el inesperado regalo valorado en unos 3.800 euros.