Björk Guðmundsdóttir se inició pronto en el mundo de la música. Su primer álbum se publicó en 1977, cuando apenas tenía 11 años. Tras pasar por varias bandas, se hizo internacionalmente conocida gracias a The Sugarcubes, un grupo islandés de pop-rock. Cuando en 1992 se separaron, después de varios éxitos, la cantante se fue a vivir a Londres. Allí grabó sus primeros discos como solista y consiguió hacerse un nombre a nivel mundial. En los 90, todo el mundo hablaba de ella y su personal estilo. Fue en la capital inglesa donde comenzó a vivir con Goldie, un músico y DJ londinense. En septiembre de 1996, Scotland Yard detectó un paquete dirigido a la cantante, supuestamente llegado de una empresa que le enviaba un guión cinematográfico. Por fortuna, lo pararon a tiempo. Se trataba de una bomba de ácido sulfúrico. Lo enviaba un tal Ricardo López, un joven uruguayo de 21 años afincado en Miami. Pero lo que encontró la policía al registrar la casa del fan el 16 de septiembre de 1996 fue aún peor. Ricardo yacía muerto por un disparo en la boca, y su casa estaba repleta de fotos de la artista. Había dejado grabadas más de 20 cintas de vídeo en las que, entre otras cosas, se veía cómo fabricaba la bomba y hablaba de lo impactante que le parecía la relación de Björk con un hombre de color. Ricardo López compró un revólver del calibre 38, y después, ante la cámara, se suicidó. Aquel suceso trastornó tanto a Björk que abandonó Londres y se marchó un tiempo a vivir a España. También se separó de Goldie. Por suerte, supo refugiarse en su hijo Sindri, que por entonces era un niño. Aquellas imágenes de los vídeos de Ricardo López hicieron enmudecer de espanto a medio mundo. Afortunadamente, Björk logró superarlo.