En el año 2007, el cantante Morrissey hizo unas escandalosas declaraciones a la revista New Musical Express acusando a los inmigrantes de ser el principal problema para la identidad nacional de Gran Bretaña: "Inglaterra es ahora historia. Las compuertas están rebasadas y cualquiera puede tener acceso a este país. Aunque no tengo nada contra la gente de otros países, cuanto mayor sea el flujo inmigratorio a Inglaterra, más rápido desaparecerá la identidad nacional británica. El precio que estamos pagando es enorme. Es importante porque la identidad británica es muy atractiva. Yo crecí en ella y la encuentro muy divertida y agradable. Otros países mantienen su identidad básica, pero parece que Inglaterra la está perdiendo", explicó. Como es evidente, las acusaciones de racista no se hicieron esperar y el escándalo fue inmediato. Pero esta no ha sido la única vez que este cantante británico ha sido acusado de racista. Ya en los 90 había sucedido algo parecido por las letras de las canciones "Asian Rut", que narra las desventuras de un inmigrante asiático, y "National Front Disco", que cuenta el ingreso de un joven en el ultraderechista Frente Nacional. En esta ocasión Morrissey se defendió argumentado: "Si yo soy racista, el Papa es una mujer". Dos años más tarde, se paseó por un escenario envuelto en una bandera británica con simbología skinhead, provocando otro aluvión de acusaciones. Esta vez se defendió diciendo: "No soy racista ni nunca lo seré. Soy lo suficientemente inteligente para no ser racista". Y en el 2010 fue de nuevo acusado de racista cuando catalogó a los chinos de “subespecie” por el trato que dan a los animales.
Fuente: ÚltimaHora