Los gatos siempre tuvieron una gran importancia en la vida de Freddie Mercury, cantante del grupo Queen. No había nada que no hiciera por ellos. Tuvo gatos durante toda su vida y muchos al mismo tiempo. Cuando Freddie se iba de gira siempre llamaba por teléfono a su casa de Londres para saber que tal estaban y hablar con ellos. Mary Austin, su ex amante, los ponía al teléfono para que él pudiera oírlos. Freddie estaba totalmente fascinado por estos animales y tenía varios en Londres, no obstante, él no tuvo gatos en su apartamento de New York donde solía pasar largas temporadas. Tampoco tuvo gatos en Alemania, donde prácticamente vivió un tiempo. Eso quería decir que el auténtico hogar de Freddie Mercury era el lugar donde estaban sus gatos. En una ocasión uno de sus amantes le regaló un gatito pequeño. Cuando la relación terminó y se separaron, el gato se quedó con el cantante. Freddie dedicó su primer disco en solitario, "Mr. Bad Guy", a una de estas queridas mascotas y a todas las personas que como él aman a estos animales. Tal era el amor que Freddie sentía por sus gatos que incluso había regalos para ellos en Navidad. Algunos se llamaron: Tom, Jerry, Oscar, Tiffany, Delilah, Goliat, Miko, Romeo y Lily. Los gatos pasaban mucho tiempo encima de su cama cuando él estaba fuera de casa y les daba tanta importancia como a las personas. Su gata favorita Delilah, a la que le hizo una canción, estuvo junto a Freddie Mercury, sobre su cama, cuando éste murió en noviembre de 1991 de Sida. En la actualidad todos sus gatos están al cuidado de su gran amor y amiga: Mary Austin.
