Siempre se ha hablado sobre la poca repercusión que tuvo Richard Starkey, más conocido como Ringo Starr, en la carrera musical de los Beatles. Pero a pesar de que el talento y la genialidad dentro del grupo estaban en manos de Lennon, McCartney y Harrison, Ringo también fue imprescindible para los cuatro de Liverpool. Les aportaba amistad, alegría, risas y cierto equilibro, necesarios para sosegar la rivalidad latente entre el tándem de John y Paul, y, además, no era ni mucho menos un batería despreciable. Sabía llevar el ritmo y cumplía su trabajo. Sólo que, quizá, podemos decir que el destino le brindó la oportunidad de, sin tener grandes cualidades, entrar en el último momento, justo en el año 1962 sustituyendo a Pete Best, en el grupo que revolucionaría la música. Ringo era consciente de su peculiar posición desde el primer momento, y se deprimía en numerosas ocasiones. No componía, en la dilatada discografía de los Beatles tan sólo dos únicas canciones fueron firmadas en exclusiva por Starr: "Don't Pass Me By" y "Octupus's Garden", y solía estar al margen en los estudios de Abbey Road porque, simplemente, introducía su pista de batería y poco más. Esto fue así, lo cual no quita que nadie pueda imaginar a otra persona en el puesto de Ringo. Con el tiempo sus tres compañeros cobraron consciencia del asunto, y trataron de animarle en la medida de lo posible. Le hacían cantar en algunos temas e incluso hicieron que protagonizara la segunda película beatle, Help!. Aunque el ejemplo más representativo de esta historia fue en 1968, tras la etapa en la India con el Maharishi, cuando volvieron al estudio a preparar lo que acabaría siendo el insuperable Álbum Blanco, Starr se sentía harto y más apartado que nunca, y acabó marchándose durante dos semanas. Los Beatles empezaron a grabar sin él, y, de hecho, hay algunas canciones de dicho disco cuyas pistas de batería fueron grabadas por McCartney. Aunque no tardaron en percatarse de que lo echaban de menos, y se preocuparon por que volviera cuanto antes y se sumergiera en el nuevo proyecto. Efectivamente, Ringo volvió, y no pudo disimular la emoción y las lágrimas al ver que, en el estudio, su batería estaba repleta de ramos de flores, y había sobre ella una nota firmada por los tres que decía: "eres el mejor batería de rock 'n' roll del mundo".