La carrera musical del grupo Rammstein siempre ha estado marcada por la polémica y la controversia. Sus conciertos son todo un espectáculo donde combinan a la perfección pirotecnia con parafernalia sadomasoquista y un alto contenido sexual. Las portadas de sus discos tampoco suelen dejar a nadie indiferente. Entre ellas cabe destacar la carátula de su tercer álbum, "Mutter", lanzado al mercado el 2 de abril de 2001, en la que aparece un bebé muerto. Esta impresionante fotografía fue tomada por una pareja de fotógrafos de Francfort, Daniel y Geo Fuchs, y corresponde a la cara de una niña que vino al mundo muerta debido a un gran tumor, hace más de 200 años, y cuyo cadáver se ha conservado en formol en un centro médico. La parte trasera representa las manos del feto sobre su abdomen. En la parte interior están las letras de cada canción y fotografías de los seis miembros de la banda como si ellos también estuvieran muertos y conservados en alguna solución. Como cabía de esperar la portada fue duramente criticada por la prensa, por los detractores del grupo y por diversas autoridades religiosas. "De mal gusto. ¿Cómo puede exhibirse así la imagen de un nonato?", dijo Rudolf Hammerschmidt, representante de la Conferencia Episcopal alemana. Por su parte Thomas Krüger, de la Iglesia Evangélica, también hizo público el rechazo que sentía su organización hacia toda "exhibición indigna de un muerto". A pesar de todas las críticas, el álbum fue un éxito de ventas y apareció en los primeros puestos de las listas de éxito alemanas y algunas europeas y americanas.
