La regla de oro de todo buen profesional de la música es que el show debe continuar sea como sea. Pero hay veces que es imposible, sobre todo si la naturaleza se confabula en su contra, como le sucedió a Kings Of Leon en julio de 2010, cuando tuvieron que suspender un concierto en el Wireless Amphitheater de St. Louis, en Missouri, porque cientos de palomas dejaron caer sus heces sobre el grupo, y en particular sobre el bajista Jared Followill. Followill fue alcanzado por los proyectiles de las aves varias veces durante las dos primeras canciones. Cuando en la tercera canción le dieron en la mejilla, muy cerca de la boca, fue demasiado y el grupo decidió cancelar el espectáculo al considerar que no sólo era desagradable sino que los excrementos también eran un peligro potencial para su salud. Y no estaban equivocados, ya que los excrementos de las palomas pueden transmitir enfermedades como la histoplasmosis, la criptococosis y la psitacosis a los humanos. Tras suspender el concierto, las quejas de los disgustados fans no se hicieron esperar. Incluso muchos llegaron a decir que bien podían haber utilizado impermeables para seguir con el espectáculo.