Courteney Bass Cox era una joven aspirante a actriz con poca fortuna cuando en 1984 el director de cine Brian De Palma se fijo en ella para que protagonizara una pequeña escena en un videoclip de Bruce Springsteen. Su interpretación consistía en hacerse la sorprendida y bailar con el cantante encima del escenario al final de la canción “Dancing In The Dark”. Cobró 350 dólares y el videoclip fue visto por millones de personas, aunque su rostro se difuminó en la memoria de todos ellos con el paso del tiempo. Finalmente, diez años más tarde, la joven se desharía de su primer apellido y por fin conseguiría triunfar en el mundo de la interpretación, gracias a algunas series de televisión como “Friends” y películas como la saga “Scream”, bajo el nombre de Courteney Cox.