En noviembre de 2009, Bruce Springsteen vio el dedo gigante de Dios señalándole directamente en un concierto, o lo que es lo mismo: sintió una vergüenza infinita, tras saludar efusivamente en tres ocasiones a sus admiradores de Ohio. Ocurrió después de que el guitarrista de su banda, Steve Van Zandt, le dijera al oído que no estaban en el estado de Ohio, sino en el estado Michigan. Tras el patinazo y visiblemente avergonzado, Springsteen se disculpó, sonrió y a continuación ofreció un magnífico concierto de tres horas de duración, para compensar tan garrafal despiste.