Una noche de 1980, tras pasar varios días bebiendo y sin dormir, Lemmy Kilmister se desmayó detrás del escenario después de un concierto en el Stafford Bingley Hall y sus compañeros tuvieron que reanimarlo para poder hacer el bis. Cuando un periodista le preguntó si estaba enfermo, el líder de Motörhead respondió que solo estaba agotado, pero no por haberlo dado todo en el concierto ni por haber estado tanto tiempo seguido de juerga, sino porque antes del espectáculo le habían hecho tres mamadas. “Había chicas por todos lados y había una india muy linda, ella fue la número dos", diría el líder de Motörhead en su autobiografía White Line Fever: Lemmy - The Autobiography, sobre aquel incidente.