El cantante y batería Phil Collins es un apasionado de los trenes eléctricos de juguete y del modelismo ferroviario, pasión que se convirtió en una obsesión a finales de los 80, cuando su hijo contaba 12 años de edad. En aquel entonces ambos solían jugar en el salón de su casa de Suiza, donde montaban juntos los trenes encima de una enorme alfombra. Pero debido a las constantes visitas que recibía el músico, finalmente decidió armarlos en el sótano y allí construyó una gran maqueta con montañas y edificios. Esa obsesión se apoderó de él de tal manera que en aquellos días dejó de lado la música para dedicarse por completo a esta afición.