A principios de los 80, los miembros de Motörhead dejaron ver su lado más humanitario grabando seis cintas en las que se les podía oír, entre otras cosas, dando ánimos y esperanza a fans enfermos. Luego las enviaron a varios hospitales para que se las pusieran a seis jóvenes que en esos momentos por distintas circunstancias de la vida estaban en estado de coma postrados en una cama. Y milagrosamente consiguieron que uno de ellos se despertara. Así lo recordaba Lemmy Kilmister, durante una entrevista, en la que le preguntaron sobre su mayor logro en su carrera musical: “Un día oímos que éramos la banda favorita de un chaval que estaba en el hospital con la espalda aplastada y en coma, así que le enviamos una cinta que decía: 'Oye, esto es Motörhead. Es hora de despertar'. De hecho, enviamos cinco cintas más a otros muchachos, pero no se despertaron. Pero aún así valió la pena ayudar a ese niño. Llegué a conocerlo después de que se despertó. No sé si fue solo nuestra cinta, pero es una sensación agradable y eso vale toda mi carrera. La cosa es que la música es curativa, como dijo Little Richard. Hará que tu polla se mantenga firme. Te hará hacer poses ridículas frente al espejo cuando estés solo. No tienes que impresionar a nadie excepto a ti mismo. Hará que los ciegos vean y los cojos caminen. Verdaderamente, ¿quién más hace eso?”.