El mundo se sorprendió cuando Freddie Mercury, quien murió de Sida en 1991, legó la mayor parte de su multimillonaria fortuna a una mujer con la que habían vivido durante unos pocos años como marido y mujer. Cuando Freddie Mercury le dijo por primera vez a su antigua novia, Mary Austin, que deseaba dejarle su majestuosa mansión georgiana en el barrio londinense de Kensington, su reacción inmediata fue de sorpresa, y después de temor. De hecho, le aterrorizaba tanto el asumir tan enorme responsabilidad que intentó convencerle de que destinara la casa, con su hermosa colección de mobiliario antiguo y pinturas, a una fundación como museo. Freddie consideró esta opción, pero decidió que quería que Mary (su amante durante seis años, antes de que se decidiese por la compañía masculina) tuviese algo permanente en su vida. No sólo le dejó su mansión, que se alza tras un amurallado jardín japonés, sino también la mayor parte de su multimillonaria fortuna, con un ingreso de por vida procedente de sus enormes ventas de discos. Durante el año anterior a su muerte en 1991, Mary se las tuvo que ingeniar para cuidar a su hijo Richard, al padre de éste, Piers Cameron, además de a Freddie, que padecía las etapas finales del Sida. Al mismo tiempo se preparaba para el nacimiento de su segundo hijo, Jamie. Mucho antes de que Freddie le dijera a sus amigos íntimos o a sus compañeros del grupo Queen que tenía Sida, le confió su secreto a Mary. Desde aquel momento ella estuvo allí cada día para intentar consolarle mientras su salud se deterioraba. Cuando comenzó a perder la vista y su cuerpo se volvió tan débil que no podía ni tan siquiera levantarse de la cama, Freddie decidió enfrentarse a la muerte rechazando tomar la medicación. Tras su muerte, el 24 de noviembre de 1991, Mary se mudó a su nuevo y palaciego hogar, pero se encontró con que había mucho a lo que hacer frente; la responsabilidad de la casa con su personal y el hecho de encontrarse de repente con una enorme fortuna. Hubo algunas complicaciones con el testamento y a algunos de los parientes y amigos de Freddie les molestó que le dejara tanto. Sólo Mary sabe dónde fueron finalmente colocadas las cenizas de Freddie Mercury. Le dio a ella la responsabilidad de encargarse de ellas y le hizo prometer que nunca revelaría dónde fueron enterradas.