En 1993 una sobredosis hizo que Dave Mustaine diera un corto paseo por el Más Álla, antes de regresar a la vida en la cama de un hospital. Años más tarde, en 1998, así contaba esta experiencia el propio Mustaine a la revista Rolling Stone: "Durante la gira de Countdown to Extintion tuve una sobredosis y morí. Me llevaron a emergencias y llamaron a mi mujer para decirle: 'Su marido acaba de morir. No se moleste en venir al hospital'. Y Dios me devolvió la vida. Estuve muerto un largo rato, si tienes en cuenta que tuvieron tiempo de buscar el teléfono de mi esposa, llamarla y darle la noticia. Un empleado del hospital me dijo: 'Hermano, estabas muerto en la mesa'. Y yo le respondí: 'Estas tratando de asustarme, corta el rollo y vuelve a tu trabajo', e inmediatamente volví a drogarme. No me creí nada de esa historia. Seguí tomando drogas y emborrachándome. Hasta que un día, mientras iba en el coche, hablé con mi esposa del asunto. Me dijo que cuando la llamaron del hospital y le dijeron que estaba muerto había pensado en que iba a pasar el resto de su vida sola. Entonces fue cuando los engranajes de mi cabeza frenaron en seco y comprendí que sí, que había sido verdad. Yo no vi ninguna luz blanca, ningún túnel; en todo caso, si había un túnel estaba tan drogado que ni cuenta me di. No voy a decir que no está bien tomar alcohol o drogas, no voy a dar un sermón; en todo caso no está bien para mí, sencillamente porque cuando empiezo no puedo frenar. Al dejar las drogas gané la oportunidad de tener una esposa y dos hijos. Mi hijo juega hockey sobre hielo y practica artes marciales, al punto que me despierta todos los días con una patada en los huevos; una costumbre por la que ahora comencé a dormir con las piernas cruzadas. Prefiero este despertar al anterior. ¿Qué más gané? Poder relacionarme bien con la gente, poder demostrarle como soy realmente y no ese hombre tosco que a veces ven en el escenario. Ese es mi trabajo. Una vez subió un chico para abrazarme y me partió el labio con el micrófono. Mi reacción fue darle un cabezazo y no me sentí orgulloso por eso. Pero ese soy yo. Apenas me bajé del escenario me arrepentí. Eso ganas cuando estás limpio: reconoces tus propios errores".