A Bret Michaels, vocalista del grupo Poison, con sólo seis años de edad le diagnosticaron una diabetes tipo 1. De pequeño fue un niño muy activo y él mismo recuerda que se sentía "muy desgastado" antes del diagnóstico, siempre con un extraño sabor en la boca, picor en la piel y muchísima sed. Su familia siempre atribuyó esos síntomas a enfermedades temporales, así que, cuando por fin lo llevaron al hospital, su nivel de azúcar en la sangre era tan alto que se había convertido en una cetoacidosis grave. Permaneció en el hospital durante tres semanas, durante las cuales sus padres le ayudaron a darse cuenta de que no iba a ser divertido y que tendría que vivir con ello toda su vida. A partir de entonces, sus padres le pondrían todas las mañanas una única inyección de insulina de acción lenta, sin embargo entró en shock de insulina unas cuatro veces, una de ellas en su casa y otra en la cafetería de la escuela. En una ocasión, estuvo a punto de arrancarle un dedo a su padre cuando éste intentaba abrirle la boca para que no se tragara la lengua. A los 10 años Bret fue a un campamento de diabéticos llamado "Camp Kno-Koma", dónde se reunió con niños que tenían su misma enfermedad por primera vez. Allí aprendió a inyectarse la insulina él mismo y a comer correctamente. En la actualidad, Bret tiene que ponerse tres inyecciones al día y sus dosis dependen de su nivel de azúcar en la sangre. Por lo general, hace controles de glucosa unas cuatro a seis veces al día, pero cuando está de gira, al menos tiene que hacerlo ocho veces al día porque no quiere que le dé un shock en plena actuación. Por las mañanas Bret come un ligero desayuno de claras de huevo, trigo, tostadas, y un poco de mantequilla de cacahuete. La mantequilla de cacahuete es su comida favorita desde que era niño. "Podría comer un frasco entero de una vez y es por eso por lo que la tengo que mantener alejada de mí", declaró en una ocasión. Aunque no tiene una dieta especial, siempre almuerza una comida ligera. Durante las actuaciones, el grupo suele hacer deliberadamente dos pausas en el espectáculo con un solo de batería y otro de guitarra para que Bret pueda ir a los vestuarios y comprobar su nivel de azúcar.
El escenario siempre está bien surtido de agua, zumo de naranja y Gatorade, por si Bret lo necesita en cualquier momento. "Si me siento bien, voy a beber agua, si me siento un poco bajo bebo Gatorade, y si estoy comenzando a sentir una bajada de azúcar bebo el zumo de naranja". Aún recuerda aquella vez cuando sufrió una grave bajada de azúcar durante un concierto en el Madison Square Garden de New York. "Siempre había sido un gran sueño tocar allí. Estaba tan nervioso que no pude comer nada, a pesar de que ya me había puesto la insulina. Tras cantar seis canciones me derrumbé en el escenario y lo siguiente que recuerdo es que me desperté en el hospital". A partir de entonces, Bret aprendió a controlar sus emociones, ya que cuanta más adrenalina hay en su organismo, más rápido baja el azúcar en su sangre. La hipoglucemia puede incluso presentarse cuando está durmiendo, por eso siempre tiene en su mesilla de noche unas tabletas de glucosa para estos casos. En cuanto al alcohol, hace hincapié en que puede beber moderadamente pero siempre vigilando los niveles de azúcar. "Si me empiezo a sentir un poco borracho, inmediatamente voy a comprobar mi nivel de azúcar. No puedo beber una botella entera de Jack Daniels sin controlarlo porque puedo entrar en shock de insulina, nunca se sabe. Por cada rosa, hay una espina, se trata de mantener un equilibrio". Bret reconoce que la diabetes puede ser mentalmente deprimente, si se piensa demasiado sobre las posibles complicaciones o en las inyecciones que hay que ponerse durante toda la vida, sobre todo para los jóvenes. Para ellos dice: "Yo uso la diabetes al igual que un reto más en mi vida. Tienes que aceptarlo, no hay otra opción. Si lo aceptas entonces no parece un problema tan grande. Yo vivo un estilo de vida realmente difícil y he conseguido controlarlo, de manera que todo el mundo puede lograrlo".
El escenario siempre está bien surtido de agua, zumo de naranja y Gatorade, por si Bret lo necesita en cualquier momento. "Si me siento bien, voy a beber agua, si me siento un poco bajo bebo Gatorade, y si estoy comenzando a sentir una bajada de azúcar bebo el zumo de naranja". Aún recuerda aquella vez cuando sufrió una grave bajada de azúcar durante un concierto en el Madison Square Garden de New York. "Siempre había sido un gran sueño tocar allí. Estaba tan nervioso que no pude comer nada, a pesar de que ya me había puesto la insulina. Tras cantar seis canciones me derrumbé en el escenario y lo siguiente que recuerdo es que me desperté en el hospital". A partir de entonces, Bret aprendió a controlar sus emociones, ya que cuanta más adrenalina hay en su organismo, más rápido baja el azúcar en su sangre. La hipoglucemia puede incluso presentarse cuando está durmiendo, por eso siempre tiene en su mesilla de noche unas tabletas de glucosa para estos casos. En cuanto al alcohol, hace hincapié en que puede beber moderadamente pero siempre vigilando los niveles de azúcar. "Si me empiezo a sentir un poco borracho, inmediatamente voy a comprobar mi nivel de azúcar. No puedo beber una botella entera de Jack Daniels sin controlarlo porque puedo entrar en shock de insulina, nunca se sabe. Por cada rosa, hay una espina, se trata de mantener un equilibrio". Bret reconoce que la diabetes puede ser mentalmente deprimente, si se piensa demasiado sobre las posibles complicaciones o en las inyecciones que hay que ponerse durante toda la vida, sobre todo para los jóvenes. Para ellos dice: "Yo uso la diabetes al igual que un reto más en mi vida. Tienes que aceptarlo, no hay otra opción. Si lo aceptas entonces no parece un problema tan grande. Yo vivo un estilo de vida realmente difícil y he conseguido controlarlo, de manera que todo el mundo puede lograrlo".
Fuente: DiabetesHealth