Jackie Wilson, además de un carismático showman, fue un gran cantante americano dotado de un increíble registro vocal. El 15 de febrero de 1961, Juanita Jones, una de sus amantes, le pegó dos tiros cuando se dirigía al apartamento que tenía otra de sus amantes, Harlean Harri, en Manhattan. Jackie perdió un riñón, pero sobrevivió llevando una de las balas alojada muy cerca de su columna durante el resto de su vida. Sin embargo, no tuvo tanta suerte el 29 de septiembre de 1975. Durante un show en el casino Cherry Hill de New Jersey, sufrió un infarto en plena actuación y cayó al suelo dándose un terrible golpe en la cabeza que lo dejó comatoso. Lo trasladaron al hospital donde estaría más de tres meses en coma. Al salir del coma, Jackie quedó muy dañado y tuvo que permanecer en el hospital en un estado casi vegetativo hasta el día de su muerte, el 21 de enero de 1984. A su funeral acudieron más de 1.500 personas, entre familiares, amigos y fans. Los restos mortales de Jackie Wilson se encuentran enterrados en el cementerio Westlawn Cemetery de Wayne, Michigan.