Lemmy Kilmister, bajista de Motörhead, además de ser uno de los rockeros vivo más indestructible, también puede presumir de ser una leyenda viva del sexo. Sobre todo después de la entrevista que publicó la revista Playboy, en donde habló sin tapujos de sus experiencias sexuales y donde confesó que a lo largo de su vida se ha acostado con más de un millar de mujeres: "Me he acostado con más de 1.200 mujeres y probablemente las reconocería a todas si me las pusieran delante, pero no soy nada bueno con los nombres. Precisamente comencé en el negocio de la música por las mujeres guapas. Todos los rockeros metidos en esto las tienen a pares, así que consideré que sería una buena idea. La primera groupie con la que me acosté fue en los años 80, en Kansas City. Esta chica se presentó con un traje de vaquera blanco. No le faltaba detalle: las pistolas, los flecos, el sombrero vaquero y hasta las botas eran blancas. Realmente llevaba un hermoso conjunto. Se me acercó y me dijo: '¡Te he estado esperando durante cinco años, y ahora te tengo aquí!'. Así que le dije: '¡Está bien!'. No se puede luchar contra eso, ¿sabes? También recuerdo a un par de gemelas de San Francisco. Al ser gemelas tenían una especie de telepatía. Nunca trataron de hacer lo mismo a la vez porque sabían perfectamente lo que estaba haciendo la otra a cada momento. Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo.
Pero sin duda las mejores son las japonesas. Desde pequeñas les enseñan que el hombre es el cabeza de familia y lo hacen todo por ti, desde traerte las zapatillas a peinarte mientras comes la comida que han cocinado para ti. Es fantástico, es como ser el rey por un día. También recuerdo de una manera especial los años 60, sin duda fue la mejor época para el sexo. Todos estábamos completamente pasados por los ácidos. Fue muy divertido porque se descubrió al mismo tiempo el ácido y la píldora anticonceptiva, así aquello era una juerga sin límites. Nos sentíamos libres como si pudiéramos vivir para siempre. Aquello me sirvió para aprender que cuando estás de ácido no debes mirar demasiado cerca a nadie porque su rostro suele derretirse y su cara termina cayéndose a trozos. Recuerdo que otra vez vi un par de gárgolas sonriéndome. Pero aparte de eso, aquella época fue muy buena". En la entrevista Lemmy también contaba que la buena educación no está reñida con el sexo, por eso no es extraño verlo sosteniendo una puerta abierta para que entre una guapa señorita o acercándole la silla cuando ésta se va a sentar: "Mi madre me enseñó que los buenos modales son libres, y que todo el mundo puede tenerlos. Y creo que tiene razón. Simplemente porque me gusta follar mucho no significa que no pueda ser una persona educada. Pero el romanticismo no es lo mío. Una vez me dijo un Ángel del Infierno, que vivió conmigo un tiempo, que yo era el único hombre que había visto hacer el amor a una mujer con los Monty Python de fondo. Yo no sé de música seductora. No me parece que además sea algo necesario. Si alguien quiere estar contigo, lo va a estar con o sin música romántica".
Pero sin duda las mejores son las japonesas. Desde pequeñas les enseñan que el hombre es el cabeza de familia y lo hacen todo por ti, desde traerte las zapatillas a peinarte mientras comes la comida que han cocinado para ti. Es fantástico, es como ser el rey por un día. También recuerdo de una manera especial los años 60, sin duda fue la mejor época para el sexo. Todos estábamos completamente pasados por los ácidos. Fue muy divertido porque se descubrió al mismo tiempo el ácido y la píldora anticonceptiva, así aquello era una juerga sin límites. Nos sentíamos libres como si pudiéramos vivir para siempre. Aquello me sirvió para aprender que cuando estás de ácido no debes mirar demasiado cerca a nadie porque su rostro suele derretirse y su cara termina cayéndose a trozos. Recuerdo que otra vez vi un par de gárgolas sonriéndome. Pero aparte de eso, aquella época fue muy buena". En la entrevista Lemmy también contaba que la buena educación no está reñida con el sexo, por eso no es extraño verlo sosteniendo una puerta abierta para que entre una guapa señorita o acercándole la silla cuando ésta se va a sentar: "Mi madre me enseñó que los buenos modales son libres, y que todo el mundo puede tenerlos. Y creo que tiene razón. Simplemente porque me gusta follar mucho no significa que no pueda ser una persona educada. Pero el romanticismo no es lo mío. Una vez me dijo un Ángel del Infierno, que vivió conmigo un tiempo, que yo era el único hombre que había visto hacer el amor a una mujer con los Monty Python de fondo. Yo no sé de música seductora. No me parece que además sea algo necesario. Si alguien quiere estar contigo, lo va a estar con o sin música romántica".