Se dice que fue el dentista John Riley, amigo de George Harrison, la primera persona que dio LSD a John Lennon mezclado con un café en 1965. El Beatle pronto se hizo adicto y bajo la influencia de esta droga compuso las canciones "Tomorrow Never Knows" y "Rain" en su mansión de Kenwood, en Inglaterra. Lennon vivió en aquella casa con Cynthia y su hijo Julian desde finales de 1964 hasta 1968. El cantante se mudó a otra casa cuando su matrimonio se vino abajo en mayo de 1968 y finalmente, tras el divorcio, la mansión fue vendida. Según un rumor que circuló en aquella época, después de un "despertar espiritual" provocado por la meditación trascendental y las enseñanzas del Maharishi, los Beatles juraron dejar las drogas. Entonces Lennon enterró todo su alijo de botellas de LSD dentro de una bolsa de cuero en algún lugar del jardín de esa casa en 1967. Sin embargo, el despertar espiritual no duró mucho. Cuando los Beatles regresaron de la India, Lennon pensó que aquella decisión había sido algo precipitada y trató de encontrar de nuevo el paquete, pero no pudo recordar dónde había enterrado su tesoro. Aquel rumor se convirtió en una leyenda urbana que perduró hasta nuestros días. Pero en el año 2010, 40 años después, la leyenda urbana se convirtió en realidad cuando unos obreros, que trabajaban en una obra cercana a aquella vieja casa, sacaron a la luz una bolsa de viaje llena de unas pequeñas botellas de vidrio rotas, similares a las que se usaban en los años 60 para guardar el LSD. Los fans de los Beatles están totalmente convencidos de que esas botellas son el famoso tesoro perdido de John Lennon, a pesar de que nunca se sabrá con seguridad si alguna vez contuvieron LSD, ya que la única botella que se encontró entera estaba vacía y su contenido se había evaporado.
Fuente: Examiner