El 6 de febrero de 2011, a los 58 años de edad, Gary Moore se fue directo al Olimpo del Rock por un gran atracón de alcohol. El ex guitarrista de Thin Lizzy era un bebedor empedernido pero en esta ocasión su corazón dijo basta y se detuvo para siempre. En el momento de tan desgraciado suceso, se encontraba en una de las caras habitaciones del lujoso Kempinski Resort Hotel de Estepona, España, en compañía de su última novia Petra Nioduschewski, a la que supuestamente unas horas antes había pedido matrimonio. Cuando el guitarrista, vestido únicamente con unos calzoncillos, cayó fulminado en el suelo de la habitación poco antes de las 4 de la madrugada, ella intentó reanimarlo sin éxito. Según la autopsia, el nivel de alcohol en su sangre estaba cinco veces por encima del mínimo necesario para ser acusado de conducir ebrio, aunque no se encontraron rastros de drogas ilegales en su organismo. Es decir, Gary Moore bebió hasta morir. Los restos mortales de Gary Moore fueron enterrados el 23 de febrero en un pequeño cementerio a las afueras de Brighton, una ciudad del condado de Sussex, Inglaterra, en una emotiva ceremonia privada en la que sonó la famosa balada irlandesa "Danny Boy" y la canción "What A Wonderful World", de Louis Armstrong.