En octubre de 2013, Joseph Callahan, un adinerado hombre de 69 años algo perturbado, intentó matar a Keith Richards con una bomba de grandes dimensiones que el mismo construyó en el garaje de su casa. La policía descubrió sus siniestros planes antes de que pudiera enviar la bomba a la mansión del guitarrista, situada a sólo 11 kilómetros de distancia, gracias a una llamada telefónica del propio Callahan, quien requirió los servicios de las autoridades al sospechar que alguien había entrado en su casa para robarle su medicación. Cuando los agentes de la policía registraron el lugar en busca del asaltante, encontraron varios contenedores en el garaje repletos de nitrato de amonio, un producto altamente explosivo. Ante el insólito hallazgo, el hombre aseguró tranquilamente que estaba construyendo una bomba para matar a Keith Richards, pero que no recordaba si había conectado el detonador o no. Los policías también encontraron en la casa 274 armas de fuego y gran cantidad de munición, aunque, al parecer, tanto las armas como la munición fueron adquiridas legalmente. Joseph Callahan fue arrestado y acusado de 112 cargos de posesión ilegal de explosivos, 6 cargos de imprudencia temeraria y un cargo por fabricación de bombas. Sin embargo, quedó en libertad a las pocas horas, a la espera de juicio, porque las autoridades consideraron que era mentalmente inestable en el momento de su detención, pero al tomar la medicación se había estabilizado y ya no suponía un peligro para nadie.
Fuente: Daily Mail