Wanda Nicholls, una joven de 30 años de Dallas, acusó en 1987 a David Bowie de haberla violado el 9 de octubre de ese mismo año en la habitación de un hotel, después de un concierto. Según declaró la joven en el juicio, acompañó al cantante hasta la habitación por su propia voluntad, pero una vez allí Bowie, quien le había confesado que tenía el Sida, la violó y mordió exponiéndola a la enfermedad. Por su parte, el cantante aseguró que la joven sólo buscaba popularidad y que aunque pasó la noche con ella, no hubo ningún tipo de violencia sexual entre ellos. Finalmente y debido a la falta de pruebas, David Bowie fue absuelto de la acusación de violación, pero se tuvo que someter a un análisis de sangre para demostrar que no era portador del síndrome de inmunodeficiencia adquirida y con ello la falsedad de las acusaciones de la joven.