En el 2016, durante unas vacaciones por España, Paul McCartney quiso visitar Las Médulas, una antigua explotación aurífera romana, situada en El Bierzo, y el Castillo Templario de Ponferrada, un mágico lugar que supuestamente esconde el Arca de la Alianza entre sus cimientos. En esas tierras de leyendas, de buen vino y mejor yantar, el ex Beatle probó el botillo, un embutido típico de la zona elaborado con costilla, rabo, lengua y tripa de cerdo. Su exquisito sabor picante le gustó tanto que compró 1.000 para regalar en Nochebuena a sus amistades y familiares. “Este plato hace que tus papilas gustativas bailen con la lengua un rock and roll en la boca. ¡Tienen que probarlo!”, se le oyó decir, mientras re chupeteaba los huesos de un trozo de rabo, en un mesón del casco antiguo de Ponferrada. Y añadió que estaba sopesando la posibilidad de contratar y dar vivienda gratis en Liverpool a 50 bercianos, que se encargarían de poner en marcha una granja de cerdos, un matadero y una fábrica de botillos en los inmensos jardines de la mansión que posee en el condado de Sussex.