En noviembre de 2011, Pete Doherty huyó despavorido a París después de que el espíritu de Amy Winehouse, fallecida el 23 de julio de ese mismo año, se materializara varias veces en su dormitorio y se perdiera por los pasillos de su apartamento de Camden, en Londres. Nunca se sabrá con certeza si realmente Amy se le apareció al cantante de Los Libertines o si simplemente aquellas visiones fueron alucinaciones provocadas por su adicción a las drogas. Fuera como fuere, el caso es que Pete Doherty abandonó aquella casa muerto de miedo y nunca más regresó.