Al principio de su carrera, Black Sabbath consiguió muchos enemigos al dar un giro radial hacia lo oscuro y siniestro en sus canciones, sobre todo entre las organizaciones religiosas cristianas, las cuales solían intentar que sus conciertos se cancelaran acusándolos de satánicos. Y algunas lo consiguieron, pero no acabaron muy bien paradas. Así lo recordaba Tony Iommi: "Una iglesia publicó algo en los periódicos durante semanas antes de un concierto programado, diciendo cosas como: 'Si dejas que estos muchachos entren a la ciudad, estás cometiendo un pecado'. Finalmente, lograron evitar que tocáramos. Y al día siguiente la iglesia, misteriosamente y para algunos con razón, se quemó. ¿Y adivina a quién culparon? ¡El alboroto fue ridículo!". En cuanto a la conexión de Black Sabbath con el satanismo, años más tarde Ozzy diría: "Honestamente, puedo decir que nunca nos tomamos en serio las cosas de la magia negra, ni por un segundo. Simplemente nos gustaba lo teatral que era".