Hace muchos años que Keith Richards dejó de consumir drogas duras, pero siguió bebiendo y fumando hasta los 75 años, cuando decidió reformar su vida y poner fin también a estas adicciones. Si bien dejar el alcohol no le supuso un gran problema, con el tabaco fue todo lo contrario: a día de hoy aún continúa fumando. Incluso llegó a declarar que dejar el tabaco era mucho más difícil que dejar la heroína. Viéndose incapaz de conseguirlo, en el año 2019, para no molestar a sus compañeros de grupo, en especial a Mick Jagger, quien no soporta el olor del tabaco y últimamente tampoco mucho a Richards, se compró un cenicero motorizado de última generación que aspira el humo y limpia el aire a su alrededor, para usarlo durante las giras. Y es que el bueno de Richards no quiere irritar de nuevo a Jagger, quien al parecer está cansado de las polémicas declaraciones que ha venido haciendo el guitarrista de los Stones sobre su persona en los últimos tiempos.