El actor Oliver Reed llevó una vida plena de excesos, cual estrella del rock de los 70. Y es que este genial actor, además de ser adicto a las emociones fuertes y tener una personalidad explosiva, fue un bebedor compulsivo, lo que tal vez le llevó a entablar amistad con otros dos bebedores tan excesivos como él: Keith Moon y Ozzy Osbourne. Pero fue a Ozzy a quien dejó sorprendido la noche que se conocieron en un bar. Así lo recordaba el cantante de Black Sabbath: "La puerta se abrió de golpe y Oliver Reed entró. Era un tipo muy, muy grande, parecía un gran oso caminando. Yo estaba sentado en la barra y él se acercó. Pidió una bebida, luego me miró y dijo: 'Oh, veo tatuajes'. Y yo dije: 'Oh, vete a la mierda'. Y pensé que no tenía con quien discutir y que iba a empezar conmigo. Pero él dijo: 'Tengo un tatuaje', y yo le contesté: '¿En serio?'. Y me dice: '¿Te gustaría ver mi tatuaje?'. Esperando ver un ancla o algo parecido en su brazo, acepté. Así que sacó su polla y no miré mucho, pero tenía un tatuaje en la punta del pene". Según el libro de Robert Sellers Hellraisers: The Life and Inebriated Times of Burton, Harris, O'Toole and Reed, el tatuaje era de dos garras de águila y se lo hizo una noche de diciembre de 1981 en Los Ángeles, para que cuando la gente le preguntara sobre el tatuaje de una cabeza de águila que tenía en su hombro, pudiera decir: "¿Te gustaría ver dónde está posada?". Oliver Reed falleció el 2 de mayo de 1999, a los 61 años de edad, por un ataque al corazón, después de una brutal ingesta de alcohol en un pub de Malta, durante el rodaje de la película Gladiator.