Según recuerda Priscilla Presley en el libro, Elvis and Me, en una ocasión mientras veía una película de terror junto al Rey del Rock, Elvis le prometió llevarla a un lugar que realmente fuera aterrador. Así que una vez acabada la película, se subieron en una limusina y Elvis pidió al conductor que fuera a la morgue de Memphis. Y cuando llegaron, el todopoderoso Elvis convenció a los empleados para que les dejaran ver un cadáver. Entonces les mostraron el cuerpo de un bebé fallecido y Priscilla rompió a llorar. Luego ella preguntó por qué un bebé sin cicatrices aparentes había muerto a una edad tan temprana. "No lo sé", respondió Elvis. “A veces Dios obra de formas extrañas”. A continuación y para que la visita fuera del todo satisfactoria para el Rey del Rock, les enseñaron otro cuerpo, esta vez el de una mujer de mediana edad que acababa de ser embalsamada.